Y... ella se acordará?

Cuando nos pusismos a planificar el interrail y decidimos que tras París recalariamos en Amsterdam el corazón, sin saber porqué, me dio un brinco, pero ahi lo dejé estar y seguimos discutiendo con ivan cual sería la ruta definitiva.

Esa noche como otra cualquiera me costó algo dormir y como no podía ser de otra forma me puse a recordar los sitios con lo que iba a reencontrame y al pasar la imaginación por Amsterdam el corazón se me volvió a hinchar en el pecho. ¿Raro verdad? Pues dándole y dándole vueltas a la cabeza sobre que podía ser aquello conseguí recordar; la culpa de los sobresaltos se llamaba Marta.

A ella le dedico esto que aquella noche escribí, no lo va a leer y eso lo hace aun más romántico.


Este julio marcho a perder países:
cargado de ilusión y liegero de ropa,
no se si en color o en escala de grises,
vestida o desnuda, me espera Europa.

Todo me sobrecoge, todo me llena
pero de entre "El Todo" su mirada,
y no es en París la del Sena
ni la de las Torres en Praga .

Muero por volver a la ciudad de los canales
y tras unos garitos la mar de liberales
reencontrarme con los labios de carmín
de aquella alegre Mesalina
que me enamoró desde su cabina
con su tanga del Piolín.