viernes, 16 de julio de 2010

tantas cosas que contar....

Por fin un albergue con internet gratis! esto ya es otra cosa!
Nos encontramos ahora mismo en los dos ordenadores del hostal Crib 15 de Praga. No se realmente muy bien como contar todo lo que nos ha pasado hasta ahora, porque muchas han sido las cosas desde la ultima entrada.

Amsterdam termino con una victoria de Espana que poco pudimos celebrar delante de la marea naranja de punos cerrados, aunque nos apanamos para hacerlo a nuestra manera, con cocacolas, tenas ladys, y demas desvarios propiciados por unas ricas magdalenas hacendado.
El dia siguiente amanecio lluvioso, pero nos atrevimos con las famosas bicis, salvo prado y marta que prefirieron seguir bebiendo cocacolas en alguno de los numerosos coffee shops de Amsterdam. Mario pincho la bici, asi que entre ir a devolver la bici pinchada, ir al albergue, comer y tal, nos dio la hora de ir a la estacion, donde nuestro tren debia partir a las 16.35 rumbo a Duisburg, Alemania, donde hacer un transbordo a otro tren direccion Berlin que nos dejaria en la capital hacia las 23.00. Aqui empezo la odisea

Una vez posicionados en el anden, mochilas en ristre y despidiendonos de amsterdam, el tren aparecio anunciado como era de preveer, para 5 minutos mas tarde desaparecer con la unica explicacion de «este tren ha sido cancelado«. Tras una hora y media de cola logramos nuevos billetes para Duisburg, en el tren de las 18.35. El transbordo hasta Berlin ya veriamos como se hacia.
Corrimos al anden, y aparecio el moderno y eficiente tren que a pesar de ello nos dejo tirados en Emmerich, un pequeno pueblo enano maloliente y campestre de la frontera entre holanda y alemania. Esta es la estacion famosa

Alli pretendian embutir todo el tren en un autobus, pero tras varios altercados comprendieron que hacian falta al menos otros 4 mas, asi que finalmente conseguimos llegar hacia las 23.00 en vez de a berlin, a la famosa ciudad de duisburg, cuyo unico recuerdo para los integrantes del viaje fue el duro y frio suelo de su estacion. En efecto amigos, tuvimos que dormir hasta las 2.50 en ese suelo, iluminados por unos potentes focos y con el peligro de ser barridos por la maquina de limpieza que iba y venia continuamente. A esa hora, tomamos un tren un poco raro con compartimentos, que nos dejo a las 7 en Hamburgo. Finalmente, 10 minutos mas tarde aparecio el tren ICE que como una insolacion nos dejo en berlin a las 8.45. Berlin ya era nuestro.



encontrar el hostal con un saco de dormir al cuello y una noche compuesta de varias series de siestas encadenadas no fue tarea facil, pero finalmente conseguimos llegar al que por unanimidad ha sido el mejor albergue hasta el momento dos puntos, no se ponerlos en este teclado, el Heart of Gold Hostel. Habiamos leido varias recomendaciones en internet, y realmente nos gusto mucho. Nos quedamos en la habitacion mas barata, el megadorm de 40 camas, pero tuvimos suerte y nos pusimos al final de todo en una habitacion apartada en la cual solo tuvimos 2 acompanantes, algo roncadores la segunda noche


El primer paseo que dimos, aun con la resaca trenil, fue hasta el tramo de muro mejor conservado, sobre el cual se han hecho una serie de dibujos, cerca de la Ostbanhof. De ahi nos fuimos a la zona de Friedrischain, supongo que mal escrito, donde comimos y paseamos un buen tramo de la Avenida de Karl Marx, contemplando la arquitectura comunista de los bloques que trufaban la calle. Abro parentesis, me gusta mucho la palabra trufado, cierro parentesis.

La siesta era imprescindible, asi que a las 6 nos despertamos con una sensacion un tanto taciturna, no se que quiere decir esto ultimo, pero seguro que expresa bien lo que sentiamos. Nos dedicamos a lavar la rorpa, POR FIN ROPA LIMPIA Y NO INFECTADA DE HUMEDAD, y a tomar unas cervezas en el agradable patio del hostal.




El dia siguiente era el dia gordo de berlin, asi que visitamos la nueva sinagoga, la isla de los museos, la avenida unter den linden, el checkpoint charlie, la postdamer platz, la puerta de brandenburgo, el parlamento, el tiergarten, la columna de la victoria, para finalmente terminar con los pies en estado de candencia y a punto de sublimar en la zona de kunfurstedam, el centro de la parte oeste de berlin. Alli nos permitimos la primera cena en una mesa de un restaurante, donde la cuenta casi hace estallar mis ojos, acostumbrados a ver tickets de supermercados donde el choped es lo mas caro que compramos.

La noche termino para Mario y para mi en la torre de television, donde casi sin gente pudimos contemplar las luces de la ciudad y el recorrido que habiamos hecho durante todo el dia. Los demas prefirieron el patio de las cervezas, asi que una vez todos reunidos, la cama fue el principal reclamo.

Las fotos, como podeis comprobar, consiguen hacer la lectura mas amena, pero son totalmente banales, ya que este ordenador no dispone de lector de tarjetas

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